SUEÑO DE DÉDALO, ARQUITECTO Y AVIADOR de Antonio Tabucchi (II)

En el relato que hemos leído la pasada semana, Sueño de Dédalo, arquitecto y aviador, de Antonio Tabucchi, el autor italiano narra un sueño que podría haber tenido, en una época remota, Dédalo, un conocido personaje de la mitología griega clásica.


Dédalo soño que se encontraba perdido en un laberinto que le resultaba familiar (el laberinto que él mismo construyó para encerrar al Minotauro) pero del que le resultaba imposible escapar, encontrar la salida. Dentro del laberinto, se topó con el Minotauro, un ser con cuerpo de hombre y rostro de toro, hijo de Parsifae y el toro de Creta, encerrado también, y triste porque su encierro le impedía contemplar la luna.

En su sueño, Dédalo ayudó al Minotauro a encontrar la salida, aunque para huir del laberinto tuvo que resolver antes un problema de lógica.

Dédalo había escondido plumas y cera en unos setos y con ellas construyó unas alas que colocó sobre los hombros del hombre de faz bovina, con las que aquél consiguió salir volando, dirección a la luna.


En el cuento se entremezclan dos mitos de la Grecia Clásica protagonizados por la figura de Dédalo. En primer lugar, la construcción del laberinto para el cautiverio del Minotauro (de ahí lo de "Dédalo, arquitecto") y, por otro lado, el mito de Dédalo y su hijo Ícaro, para el que, enamorado del sol, y no de la luna como lo está el Minotauro en el sueño, construyó unas alas, empleando para ello cera y plumas, alas con las que casi alcanza el astro rey pero que, por efecto del calor que éste desprende, se derritieron y que acabaron con la muerte de Ícaro. Por la construcción de las las, lo llama "aviador".

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