¡Ya tenemos los originales presentados a nuestro concurso de microrrelatos BREVE Y FANTÁSTICO!
Desde este momento, y hasta el 1 de nociembre, queda abierto el plazo para que votéis por las historias que más os hayan gustado
Podéis leerlos a continuación:
Desde este momento, y hasta el 1 de nociembre, queda abierto el plazo para que votéis por las historias que más os hayan gustado
Podéis leerlos a continuación:
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ESTE SOY YO
ESTE SOY YO
En circunstancias normales esto
sería la gran pesadilla de un alma
atormentada, pero por todos es sabido que la realidad supera la ficción.
Me acababan de enterrar en la huerta del caserío de la tía Filomena. Mi vida
había sido un enigma, mí muerte no la conocía y el porqué de mi
entierro no lo podía entender. ¡Me sentía llena de vida!, con un solo diente pero viva al fin y al cabo,
claro que de seguir un minuto mas
tragando tierra mi indiscutible tipazo se echaría a perder. El batín que me habían puesto por atuendo
acababa de reventar. La verdad, no era gran cosa, ni siquiera se había comprado
exclusivamente para mí, a pesar de tan
grande evento. Se lo habían agenciado a una muñeca hinchable de la tienda FU.
¡Válgame Dios! El glamour brillaba por su ausencia, ni los gusanos me tendrían en consideración.
De pronto me sentí alicaída ¿Que
sería en este momento?, ¿intraterrestre?, también podía ser… ¡un ajo macho!,
¿por que no? Enterrado, con un solo diente,
en el huerto de la tía Filomena, etc. Pero… ¿y el batín?, probablemente restos
del atuendo de algún espantapájaros pasado
a mejor vida, que se había entremezclado con la tierra. ¡Que historia la suya!.
Todo empezaba a cuadrar. Claro
que me sentía lleno de vida, ¡estaba en pleno crecimiento! ¡A la porra los
gusanos!, mi tufillo les ahuyentaría, y… ¿lo de sentirme viva?, sin duda, el estampado
floral del dichoso batín. De ahí la confusión.
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NOCHE DE TORMENTA
Era una noche tormentosa del mes
de diciembre, el viejo Isaac se encontraba tomando su coñac de después de la
cena y de repente se apagaron todas las luces de su caserío. Nunca había pasado
esto en sus más de 70 años de vida. Decidió salir afuera a pesar de que sólo
llevaba puesto un batín recién comprado. Al hallarse en medio de la oscuridad
observó a uno de sus perros muerto en el camino que conducía a la casa. Llevaría
muerto escasos diez minutos. No podía creer lo que estaba viendo, decidió
enterrar al pobre animal y después trataría de resolver el enigma del apagón y
la muerte del perro. Al terminar se dirigió hacia una caja de fusibles donde
estaba el interruptor general de la finca. Éste se encontraba arrancado de su
sitio, tras largo rato consiguió arreglar la avería, satisfecho de su obra
decidió volver a casa para terminar su copa. Pero al darse la vuelta se
encontró con el mismísimo diablo en persona, cogió una vieja horquilla maltrecha
para poder defenderse y el diablo no se atrevió a atacarle como había hecho con
el pobre perro que defendía el hogar del viejo Isaac, al que le había hincado
el diente cobarde y vilmente. El diablo extendió su capa y salió volando en
busca de nuevas víctimas, ¿volverán a encontrarse?
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EL ENIGMA DEL CASERÍO
Cuando abrí los ojos vi una mujer con batín, era una enfermera. Mis padres temían que me tenían enterrar, porque yo no salía del coma
en que estaba. Gracias que no seguí mucho más en coma. Y todo fue por el enigma que había en el caserío, donde me encontré a un vampiro
hambriento. Primero era hombre pero luego se transformó en menos de un minuto
en vampiro con sus dientes afilados.
Yo estuve luchando contra él hasta que me venció.
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SUEÑOS PELIGROSOS
El tío Pepe vivía en un caserío
con su mujer Lola y su perra Lila a las afueras de Guísamo, en una zona muy
solitaria en la que apenas había vecinos.
Un día soñó que entraban a robarle cinco ladrones armados
con una escopeta, dos ametralladoras y hasta llevaban varios fusiles y un
tirachinas.
No consiguieron ni el dinero ni las joyas porque su mujer
había despertado, le dieron un golpe tan fuerte que le quitaron un diente y le rompieron un brazo. De
pronto, despertó.
No había pasado ni un minuto
cuando la perra empezó a ladrar. El tío Pepe se levantó y, pensando que era
real, hizo un agujero en el jardín, con una linterna, porque estaba muy oscuro,
para enterrar una caja en la que
tenía metidas todas las joyas y todo el dinero que tenía en casa, por si el
sueño se hacía realidad.
El domingo siguiente vinieron sus hijos a comer y, mientras
tomaban el café, el tío Pepe les contó lo sucedido. Éstos no podían creer lo
que les estaba contando y le dijeron: “Eso es una tontería. Los sueños nunca se
hacen realidad. Vamos a desenterrar la caja”.
La sorpresa fue tremenda, la caja estaba allí pero no el
dinero ni las joyas. En su lugar, había un precioso batín de seda rojo y una nota que decía: “Si quieres que no te vean
de noche nunca lleves linterna”.
La policía todavía no ha resuelto el enigma.
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EL DESCUARTIZADOR NOCTURNO
En un pueblo del norte de España residía
un anciano de aspecto terrorífico que tenía un parche en el ojo derecho, nariz
puntiaguda y al que le faltaba un diente,
pero a pesar de ser tan feo, le gustaba vestir elegantemente, pues en casa
siempre se ponía un batín de seda de
color azul celeste con dibujos raros.
Este anciano era el que se
encargaba de enterrar a las personas
que fallecían en el lugar.
Corría el rumor de que el anciano
además de ejercer de enterrador, se dedicaba a otro tipo de asuntos y que en el
caserío en el que vivía sucedían
cosas muy extrañas, que todas las noches se convertía en hombre lobo y
deambulaba por las calles en busca de alguna presa para cazar y que después se
las llevaba al laboratorio que tenía en el sótano. Allí tenía todo tipo de
instrumental para poder separar las partes de los cuerpos y, como ya tenía
cierta habilidad, le llevaba un minuto
hacerlo. Introducía cada parte en bolsas y las metía en una especie de nevera
para que se conservaran y así poder comérselas.
Estos acontecimientos hacía años
que sucedían y como nadie se explicaba por qué desaparecía tanta gente, para
los vecinos estaba resultando todo un enigma
pues, a pesar de que se oían rumores sobre el anciano al que llamaban el tuerto,
jamás llegarían a imaginar que este anciano fuese el asesino y, sobre todo, que
hiciese estas prácticas macabras.
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EL HOMBRE MISTERIOSO
Todo era un misterio en el caso
del señor Anderson. Sólo tenía un diente
porque había sufrido un accidente, no se sabe cómo, hacía años, y el pobre hombre
vivía en un enorme y solitario caserío.
Era un hombre raro, algo fuera de lo normal, porque le gustaba encerrarse en sí
mismo sin salir apenas de la vivienda y andaba siempre vestido con un batín. No se cuidaba nada, su aspecto
era descuidado. La gente de pueblos no muy lejanos lo conocían sólo de oídas. Lo
llamaban el hombre misterioso por el motivo de que nunca lo habían visto en su
vida, y acercarse hasta esos lugares a la gente le daba cierto respeto pues no
sabían con qué clase de individuo se iban a encontrar.
Cierto día, en cuestión de un minuto, Anderson estaba echando una
siesta en su gran mansión y de golpe y porrazo se incendió todo y el pobre
hombre falleció asfixiado. Los vecinos al ver desde lejos lo ocurrido no se
atrevieron a ir y a él no se le pudo enterrar.
La causa nunca se llegó a saber, quedó como un enigma para todos.
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¿FUE CIERTO?
Antes de morir, mi abuelo me contaba muchas historias de
miedo que, por otro lado, a mí me encantaban. Entre ellas, os relato una que le
escuchaba a la gente del lugar cuando era niño.
En el pueblo vecino vivía una señora de 90 años que describía
a la perfección el enigma que
rodeaba al antiguo caserío, habitado
por una familia noble que, en aquel tiempo tenía criados.
La vida de éstos era normal, similar a la de sus convecinos,
pero la señora de la casa, desde hacía un tiempo, tenía sueños horrendos, de
auténtico terror. Precisamente éste cabe la posibilidad de que hubiese sido
cierto por la similitud con otros que habían ocurrido en el pueblo.
El sueño consistía en que se le aparecía un hombre con un batín rojo, al que se le veía perfectamente
un diente negro (ya cadáver en la
urna) seguido de perritos blancos con campanillas al cuello. Dicho hombre era
de una aldea vecina. Luego, éste se moría en la vida real. Después de
comentarlo, minuto a minuto, en la
cena, la criada le dijo que a un señor con esas características lo habían
llevado a enterrar al nuevo
cementerio municipal.
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EL ENIGMA
Mi tío Daniel, por parte de padre, posee un caserío en León y casi siempre nos llevaba a mis
primos y a mí el fin de semana. Un día, ya casi llegando allí, la policía nos
paró el coche para decirnos que parásemos un poco, pues estaban enterrando a una niña pequeña que se
había suicidado por una tontería: le cayó un diente, y como el ratoncito Pérez no le puso nada debajo de su
almohada se lo tomó muy a pecho y se suicidó. También lo hizo porque llevaba ya
más de un mes intentando resolver un enigma
al que no encontraba solución.
Sus padres, de riguroso luto; él con un batín negro que le vino muy bien para aquella ocasión, ya que
estaba nuevo y su economía, además, no era muy boyante. Sus hermanos, como eran
muy pequeños, vivían aquello un poco ajenos a la situación, sería algo difícil
para ellos pero, con el tiempo, lo asimilarían. De pronto, se oyó un ruido
estrepitoso que bajaba del cielo. Era una nave espacial llena de
extraterrestres que venían a despedirse de la muerta, ya que tenían una gran
amistad, amistad que había surgido a través de Internet: empezó todo como una
tontería pero, más tarde, se convertiría en una buena amistad. Se dieron los
e-mails y todo, por eso no se explicaban lo sucedido, ya que sólo faltaba un minuto para descifrar el enigma que la tenía tan
preocupada.
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